Si algo caracteriza al “4” del Real Madrid es su pelo, siempre
largo, aleonado, con una partición medio para liberar sus ojos. Cuando salta al
terreno de juego emplea una pequeña cinta que le dota de un aspecto muy similar
al de los indios de las películas de vaqueros. Ese complemento no ayuda a darle
ductilidad y merma la energía y vivacidad de su mirada; sin embargo, revela una
fuerte carga en erótica. Con Sergio Ramos, al igual que con otros futbolistas
que también recurren esas cintas para sujetarse la melena, Constato una
necesidad en la peluquería moderna masculina, es decir alguna diadema más original
que agarre esos cabellos de manera eficaz y con más refinamiento. A priori
parece que el central del equipo blanco es una persona que necesita ser guiada,
de temperamento fuerte y cierta inseguridad, pero, sin duda, si es así, está
bien asesorado y sabe llevar como un caballero
tanto ropa de sport como el traje y la corbata. Quien cuida su imagen demuestra
creer en sí mismo y el defensa del Real Madrid se esmera en conseguirlo.
Ronaldo
necesita melena.
CR7 es el Adonis del fútbol actual. Luce un
peinado muy moderno, a veces con cierto aspecto “cheroki”, y siempre en constante
evolución. No es extraño verle cambiar de “look” hasta tres veces en un mismo
mes. Cuando apuesta por afeitarse los parietales, presenta un semblante de
primitivismo que contrasta con su cuidada piel y sus perfiladas cejas, dándole
una imagen muy sofisticada. Es un
apolíneo presumido en grado sumo que puede llegar incluso a ser obsesivo. La
aureola de triunfador que le rodea la rompe cuando saca a relucir unos aire
chulescos, una actitud que choca con su personalidad. Debería recordar que nada
se logra con la falsa humildad y que para ser valorado hay que saber
autovalorarse. Estoy convencido de que si apostara por dejarse el cabello un
poco más largo sería ese líder difusor que la juventud imita y emula.
Piqué, toque
anglosajón.
(Artículo publicado en LA NUEVA ESPAÑA el día 22 de abril de 2012)
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