miércoles, 28 de septiembre de 2016

Gracias, Gijón


Gracias es una palabra corta y fácil de pronunciar que conlleva mucho significado y un potencial muy poderoso aunque lamentablemente muchas veces nos olvidemos de su existencia. Llevo varias noches desvelado tratando de encontrar las mejores palabras para dar las gracias a Gijón y a todos los gijoneses. El próximo día 30 clausuraremos en la sala de exposiciones de la Caja Rural de Gijón, en la calle Álvaro de Albornoz esquina con Paseo de la Infancia, frente a los antiguos juzgados, la muestra "Psicoestética... mente hablando. 55 años de profesión".

Atrás queda el 17 de agosto, en plena Feria de Muestras, cuando la inauguramos. Aquel día estuve acompañado de muchos y muy buenos amigos que se convirtieron en los mejores embajadores de una exposición con la que pretendemos dar a conocer la historia de la barbería, uno de los oficios más antiguos de la humanidad, con un recorrido ameno, histórico e interesante que incluye objetos desde el siglo XVII hasta el XXI, caricaturas, viñetas y obras de arte.

Ha transcurrido un mes desde aquella fecha y no quería dejar pasar la oportunidad de agradecer a todos cuantos habéis pasado a visitarla y de animaros a quienes aún no habéis tenido la oportunidad.


Foto de Marco Vega- http://www.photolounge.es/

Agradecer es dar las gracias para siempre. Cuando reconocemos un favor que nos han hecho y damos las gracias establecemos un vínculo, un lazo que se mantendrá hasta que podamos corresponder o incluso, habiendo correspondido, conservar el sentimiento de forma perenne. Esto es precisamente lo que pretendo con estas líneas, dedicadas no sólo a los visitantes a la muestra sino también a la Caja Rural de Gijón y al Ayuntamiento, artífices de que pudiera ser posible y, como siempre, a mi magnífico equipo de colaboradores que me animan y empujan a diario a superar nuevos desafíos.


Foto de Marco Vega- http://www.photolounge.es/

Hay quien defiende que vivimos en una sociedad en la que hay el convencimiento, la creencia, de que "somos sujetos de derecho" y, por tanto, nos lo merecemos y tenemos derecho a todo, tanto en lo personal como en lo profesional, lo que implica que no tenemos nada que agradecer. Es como si todo lo que los demás hacen por nosotros fuera su obligación, lo damos por supuesto y, por tanto, no hay nada que agradecer ni nadie a quien agradecer. Somos indiferentes al esfuerzo, a los detalles o la generosidad de los demás.

A mi juicio es un error. Yo defiendo que necesitamos despertarnos con el agradecimiento en la boca. La gratitud nos permite establecer vínculos sanos y poderosos entre todos nosotros. De hecho, agradecer es recordar y sin duda alguna estos días en Gijón, la ciudad donde me inicié en el oficio cuando apenas tenía 15 años, quedarán para siempre en mi memoria.

Artículo publicado en el periódico la Nueva España






Ramiro Fernández Alonso
Psicoesteta






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