miércoles, 18 de abril de 2012

Chapeau por ellos



  Hace tiempo vengo observando el resurgir de un complemento masculino. En otro escrito pedía un valiente para que el bigote volviera a lucirse sin complejos. En este caso, abundan los valientes y escasean los complejos.
  Lectores míos, el sombrero ha vuelto y si no se lo creen, fíjense.

  Su regreso no corre a cargo de ancianos o señores de rancio abolengo. No es en esas despobladas cabezas donde lucen de nuevo los sombreros. Vuelve como un complemento a una estética propia de una juventud inconformista y rebelde.

  El modelo elegido es del tipo trilby. Un sombrero de fieltro, bastante flexible y de corona triangular. Su principal precursor ha sido un cantante y compositor inglés de dudosa reputación, Pete Doherty. Otros cantantes y artistas han lucido y lucen sombrero, por poner un ejemplo nacional, tenemos a Joaquín Sabina o al norteamericano Justin Timberlake o al futbolista Touré.
Algunos deportistas ya lo están popularizando...

  Para lucir un complemento o una prenda inusual hay que tener mucha seguridad. Esa seguridad la pueden proporcionar dos factores. La confianza en uno mismo y/o el hecho de que alguien más lo lleve. Sentirse respaldado por una figura de mayor rango o repercusión social es suficiente para lanzarse a tocarse la cabeza con un sombrero. Así es el mundo de la moda, por ese motivo los grandes modistos se pelean porque las estrellas luzcan sus galas en ceremonias como las de los Oscars.

  Este rebrote del sombrero acompaña a un estilo de vida. Vuelve también cierto gusto por la bohemia y la vida nocturna. Son jóvenes que se mueven en esa corriente cultural que se llama alternativa. Chicos que admiran la cultura y participan de ella creando y consumiendo. Inconformistas y rebeldes.

  Toda tendencia tiene sus adornos, sus símbolos, sus elementos significativos. El sombrero ya no indica estatus económico, no protege del frío, el viento o tapa incipientes alopecias. El sombrero hoy día es adorno. Ha vuelto para convertirse en seña de identidad de una forma de plantearse la vida.

  Es el regreso de un elemento que parecía olvidado o condenado a desaparecer con los últimos caballeros. Permítaseme poner una sola pega. Muchos de estos jóvenes compaginan pelo largo, casi melena, con sombreros de ala estrecha. Esto rompe la armonía del conjunto. Son los pequeños detalles habituales en el nacimiento de una tendencia. El tiempo lo pulirá, estoy seguro.

  Para aquellos que aún dudan por tocarse con un sombrero, quizás les anime saber que siempre está bien llevar sombrero por si se presenta una buena oportunidad para quitárselo.

Ramiro F. Alonso
Psicoesteta

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