jueves, 19 de octubre de 2017

Las tradiciones en el deporte, un legado a preservar. Sobre la "haka" de los All Blacks

Columna " La tijera", periódico La Nueva España 13.10.2017


Los seres humanos creamos cultura. Nuestra forma de pensar, de sentir y de actuar, la lengua que hablamos, nuestras creencias, la comida y el arte, son algunas expresiones de nuestra cultura. Este conjunto de saberes y experiencias se transmite de generación en generación por diferentes medios. Los niños aprenden de los adultos y los adultos de los ancianos. Aprendemos lo que oímos y leemos, lo que vemos y experimentamos. Así se heredan las tradiciones.


El mundo del deporte no es ajeno a esta transmisión de costumbres. A pesar de que la dirección innata de la humanidad es la evolución, hay tradiciones que se mantienen inamovibles con el paso de los años. Su fuerza no radica en la frecuencia con que la gente las practique sino en que compartan las ideas o creencias que las originaron o se respeten como propias.


Seguro que cualquier aficionado al fútbol sabe que quien mete tres goles en un mismo partido se lleva como recuerdo el balón o que al equipo que se proclama campeón se le recibe en el siguiente partido con un pasillo que conforman los jugadores de la plantilla rival. Son sólo dos ejemplos. En todos los deportes hay costumbres enraizadas. En Wimbledon, el torneo de tenis más antiguo del mundo, todos los jugadores visten de blanco; en las competiciones de automovilismo, desde 1966, el piloto más rápido celebra el triunfo con una lluvia de champagne emulando al suizo Jo Siffert quien recibió una botella de vino blanco espumante tras participar en las 24 Horas de Le Mans y fruto de la presión derramó todo el contenido; en baloncesto el que se lleva el trofeo tiene derecho a cortar la red de la canasta como recuerdo?

Pero si hay una disciplina donde las costumbres y tradiciones son sagradas es en el rugby donde se produce una curiosa paradoja. Siendo uno de los deportes más dinámicos y evolutivos en cuanto a reglamentación se refiere, es también uno de los más conservadores en cuando a sus valores y tradiciones "no regladas".


Dentro de estas llama poderosamente la atención la "haka" de los All Blacks, como se conoce a la selección de rugby de Nueva Zelanda, galardonada con el Premio Princesa de Asturias de los Deportes 2017. Tres veces campeona del mundo, las últimas dos en 2011 y 2015, la selección neozelandesa presume de un "altísimo porcentaje de victorias, que la sitúa entre los equipos más exitosos de cualquier deporte", justificó el presidente del jurado, el ex atleta español Abel Antón. Sólo cinco equipos han derrotado a Nueva Zelanda en partidos oficiales desde su debut en 1903: Australia, Inglaterra, Francia, Sudáfrica y Gales. "Esta selección, además, está considerada un ejemplo de interacción racial y cultural, ha contribuido a la unidad de neozelandeses de diferente origen, simbolizado en la 'haka'", añadió Abel Antón tras desvelar el nombre del ganador de este año.


La "haka" es una danza maorí que realizan los All Blacks antes de sus encuentros. Forman frente a su rival y al unísono completan esta danza guerrera acompañada de un canto en lengua maorí que algunas tribus solían llevar a cabo antes de entrar en combate como desafío al enemigo al que estaban a punto de enfrentar o como danza de bienvenida y celebración. La "haka" fue representada por los All Blacks por primera vez en el año 1905 en una gira que les llevó por todo el mundo. Según la página web de la asociación de rugby neozelandesa, la "haka" oficial es la llamada 'Ka Mate' aunque desde agosto de 2005 escenifican una nueva versión llamada 'Kapa O Pango'.

Más de un siglo después la "haka" es la seña de identidad de este equipo de leyenda que en unas semanas tendremos la inmensa fortuna de ver en Asturias.










Ramiro Fernández Alonso
Psicoesteta


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