miércoles, 12 de octubre de 2016

Cincuenta años agradecido a Oviedo




Han pasado 50 años desde aquel 6 de octubre de 1966, cuando abrí la puerta por primera vez de la peluquería situada en la plaza Juan XXIII. Fue un día especial, inolvidable. Acababa de licenciarme del servicio militar en el Gobierno Militar y tenía que empezar a volar por mi cuenta, tras dejar atrás mi infancia en la aldea de San Miguel de Nembra, en el concejo de Aller, y unos años de estudio en Balmaseda (Vizcaya). Antes ya había trabajado ayudando a mi hermano en la barbería que regentaba en el puerto de El Musel y había aprendido técnicas y destrezas propias del oficio en una peluquería de Gijón.


Mucho han cambiado las cosas desde entonces. La renta de aquel local era de 2.600 pesetas al mes y un corte de pelo y afeitado costaban 20 (hoy, en euros y sumándole el IVA, serían unos quince céntimos). Los inicios, como siempre, fueron muy duros y complicados, pero, a base de esfuerzo, trabajo y dedicación, poco a poco fuimos saliendo adelante. Escribo en plural porque para poder alcanzar el medio siglo de historia empresarial en Oviedo ha sido fundamental el apoyo de todas las personas que a lo largo de todo este tiempo han trabajado conmigo. Me refiero a los 138 colaboradores que han pasado por mi salón, de los que 128 están triunfando en sus respectivas peluquerías y los otros diez siguen conmigo.

 Entre todos construimos unos pilares que atrajeron vuestra atención. Sois vosotros (nuestros clientes) quienes nos habéis dado alas para que día a día floreciera entre nosotros esa inquietud, esfuerzo, imaginación y arte necesarios para ofrecer un servicio impecable y una atención a la altura de lo que demanda una sociedad culta y preocupada siempre por su imagen como la ovetense y la asturiana.

Este medio siglo de historia ha estado marcado por la evolución y los múltiples procesos de transición económica, tecnológica, política y cultural que nos ha tocado vivir y en los que ha sido y sigue siendo preciso descubrir nuevos horizontes y trazar rutas desconocidas para capear el tormentoso mar de la globalización.


Hoy, cincuenta años después de aquel primer día, seguimos tratando de estar al lado de todos vosotros para que vuestros proyectos de realización personal y esa búsqueda de la felicidad se reflejen en vuestra imagen psicoestética. El deseo es el mismo: que todos los rostros irradien los más nobles ideales que los guían. Como dice un proverbio chino: "Si hay luz en el alma, habrá belleza en la persona".

En vuestro semblante veo afecto y consideración. Constato y agradezco lo mucho que he recibido, sin duda, el mejor tratamiento rejuvenecedor que podré tener nunca, y por eso siempre se verán mis ojos brillantes de ilusión, profundos de razonamientos y con la vivacidad necesaria para afrontar los nuevos retos que mi equipo y yo siempre mantenemos activos. Atrás dejamos años de esfuerzos e historias y por delante tenemos un camino lleno de aventuras. Ojalá podamos seguir contando con vuestra compañía.

Artículo publicado en el periódico La Nueva España, 9 de Octubre del 2016







Ramiro Fernández Alonso
Psicoesteta





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