‘Penna
bianca’. Así es como apodaron los tifosi de la Juventus de Turín
a Fabrizio Ravanelli, un espigado delantero centro italiano que se hizo famoso
en la década de los noventa. Internacional por la ‘azzurra’, sus canas le popularizaron -de ahí el mote- y también por
ser el primero en esquivar la tarjeta amarilla al quitarse la camiseta para
celebrar un gol levantándose la elástica de la Vecchia Signora por encima de la
cabeza y echar a correr hacia la grada. Su celebración aún es imitada por
jugadores de todo el mundo y sus canas, por supuesto, también son recordadas.
No hace falta remontarse al
siglo pasado para comprobar que el pelo cano sigue presente en los terrenos de
juego. Basta con fijarse en el mago de Fuentealbilla, Andrés Iniesta, en el
holandés Van Persie o en el francés Jeremy Toulalan, a quienes también han
empezado a peinar canas antes de colgar las botas.
Estamos ante un fenómeno
natural que nada tiene que ver con la cabellera blanca que luce actualmente
Robert Lewandowski, el delantero polaco del Bayern de Munich, o con la que se
presentaron Neymar Junior y Leo Messi al principio de la pasada temporada. Eso
es cuestión del color, tintes, como antaño Santi Cañizares, de quien siempre
dije que recurría a una de las mejores tinturistas para conseguir ese blanco
platino perfecto.
Cuando hablo de las canas,
invariablemente he comparado a mis compañeros peluqueros con los diplomáticos.
Así lo plasmo en el libro ‘Cómo triunfar
en la era de la imagen. Claves psicoestéticas para el siglo XXI’. No es que
tengamos que resolver problemas que surgen en las altas esferas pero sí debemos
encargarnos del cuidado de otros: los que aparecen por encima de nuestro
cuello, en especial, la canicie. ¿Son síntoma de vejez o de belleza madura?
Está claro que los
futbolistas anteriormente citados lucen con naturalidad ese blanqueamiento
progresivo de su pelo pero, ¿qué hacemos si alguno se preocupa? Detectar el
origen es el primer paso para poder ofrecer una respuesta. El estrés, el
entorno, el trabajo… son factores que afectan al cabello y pueden provocar la
rápida aparición de canas. Tenemos dos claros ejemplos muy recientes y por
todos conocidos. ¿Recuerdan el cabello de Barack Obama cuando llegó a la Casa
Blanca? En ocho años pasó de no tener una sola cana a ver cómo su cabellera se
poblaba de pelos blancos. Lo mismo le ocurrió a Luis Enrique. Dos temporadas en
el banquillo del FC Barcelona le generaron un avance de las canas que cubrieron
el 75 por ciento de su cabello.
Tampoco podemos obviar,
claro está, el componente hereditario. Según estudios realizados por diferentes
laboratorios, aparecen por la falta de actividad de la tirosinasa en los
melanocitos del pelo. A partir de ahí hay infinidad de soluciones para devolver
al pelo su anterior color, aunque nos referimos a productos que tienen un
cierto periodo de caducidad.
Quienes rehúyan de estos
tratamientos deben tener en cuenta que entre los hombres más atractivos del
mundo siempre se encuentran algunos de pelo blanco, es decir, caballeros con
una imagen personal impulsora (IPI). Podemos citar a George Clooney o Richard
Gere y, si regresamos al mundo del fútbol, a Favio Cannavaro o a Michel, actual
entrenador del Málaga Club de Fútbol. Ya se sabe, la cana es bella.
Artículo correspondiente a "La tijera", columna semanal del periódico La Nueva España
Ramiro Fernández Alonso
Psicoesteta
PELUQUERÍA PSICOESTÉTICA RAMIRO
Arquitecto Reguera, 11
33004 Oviedo
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www.psicoestetica-ramiro.com
ramiro@psicoestetica-ramiro.com
Creo que el Lewandowski de pelo blanco sigue siendo guapo. Es un jugador sobresaliente que es rápido y puede brindar al equipo más opciones en el lado ofensivo. Creo que es uno de los cinco mejores jugadores del mundo, tiene un agudo olfato, una gran anticipación y una excelente habilidad de tiro que lo convierten en un excelente delantero. Espero conseguir su camiseta firmada.
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