jueves, 5 de septiembre de 2013

El estilo español que inunda Europa (2ª parte)

El acierto en el peinado de los futbolistas que masivamente está exportando España ayudará a su éxito deportivo al reforzar la personalidad y la imagen.


Jesús Navas, la gracia. La última perla de la cantera de Sevilla destaca por su rapidez e inteligencia con el balón en los pies. Estoy convencido de que en Manchester le convencerán para cambiar su corte de cabello y su peinado y que el extraordinario color y la profundidad de sus ojos serán portada e imagen de moda en una de las ciudades más históricas del fútbol inglés, que se va a divertir con su gracia andaluza.


Alvaro Negredo, informal. Tiene ante sí la oportunidad de su vida para triunfar en uno de los equipos más fuertes económicamente de Europa, el Manchester City. Su barba de tres días y su cabello, peinado con los dedos y al que aplica un poco de gomina o cera, le dan ese look informal que tanto le singulariza.



Andrés Palop, veteranía. En octubre cumplirá 40 años, pero es de esos deportistas por los que parece que el tiempo no pasa. Sobrio, experto, seguro y psicoestéticamente clásico pero elegante, estoy seguro de que será un gran maestro para sus compañeros del Bayer Leverkusen.


Pepe Reina, calva carismática. Nos hemos familiarizado con su estilo capilar porque sabe que hay calvas que restan imagen y calvas que dan personalidad, y la suya es, sin duda alguna, una de ellas. Es uno de los líderes carismáticos de la selección campeona del mundo y tardará muy poco en meterse en el bolsillo a los tifosi italianos.


Roberto Soldado, a desmelenarse. Alejado de toda polémica y fuera de los focos de la prensa española, ahora le llega el momento de dedicarse únicamente al balón. Si es así, tiene todos los ingredientes para triunfar en el conjunto del Tottenham de Londres. Desde el punto de vista psicoestético, debería aprovechar también el cambio de aires para dejarse el cabello más largo y dar así la imagen de un goleador valiente, aguerrido y triunfador.



Artículo aparecido en el periódico La Nueva España el 2/09/2013


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